Las sopranos elegidas para el rol principal de la ópera de Verdi
- La italiana Carmen Giannattasio y las argentinas Mónica Ferracani y María Belén Rivarola se alternan el papel principal en la celebración de los 100 años de los Cuerpos Estables del Teatro Colón.
- Impacto, desafíos y futuro de la ópera en una charla que tiempo atrás, por los divismos, hubiera sido imposible.
“Aida continúa teniendo vigencia, podría estar en una película de James Bond. La esclava podría ser una espía de 007 en la corte de los egipcios. Y, al final, se enamora del otro espía. Toda la cuestión de la guerra es muy actual, si uno piensa en Rusia y Ucrania, Israel y Palestina, hay muchísima gente de las dos nacionalidades que se han enamorado. La verdadera tragedia es el amor contra el deber. Da lo mismo si sos una princesa, reina, rey, el asunto es amar a una persona y que tu misma gente te juzgue porque elegiste al ‘enemigo’ de tu país. Y es lo que atormenta el alma de Aida, porque ama a una persona que está matando a su gente”, dice la soprano italiana Carmen Giannattasio, que el domingo 9 de marzo encabezó el elenco de la obra de Verdi en el Teatro Colón, en plena celebración de los 100 años de los elencos estables.
Carmen Giannattasio hizo su debut en el coliseo porteño hace doce años con la ópera Otello, y está celebrando sus 25 años de carrera. “Cuando me preguntan si cambié de repertorio, contesto que no”, dice la soprano que tuvo como maestra a Leila Gencher y que este mismo domingo se enteró de la muerte de su padre. Así y todo, subió al escenario y lo dio todo. Luego se embarcó en un viaje a Italia.
“En realidad, estoy continuando el repertorio porque he cantado todo lo que antecede a Verdi, y ahora es una continuación de todas las heroínas del belcanto. Si bien Aida es una ópera dramática, lo importante para mi es el acento dramático de la palabra, por ahí pasa el dramatismo no sólo de esta ópera, sino de todo el repertorio”, concluyó Giannattasio, y subrayó que lo importante cuando se va a la ópera es volver a casa con algo que quede interiormente y reverbere los días subsiguientes. “Prefiero un sonido malo, pero sentido, de corazón, que me ponga la piel de gallina. Algo que me emocione. Está muy bien un sonido perfecto, bello, pero ¿qué me deja?”
Antes de la primera función que abrió la temporada lírica 2025, Clarín juntó a las tres Aidas: Giannattasio, Mónica Ferracani y María Belén Rivarola, para intercambiar distintos puntos de vista sobre una obra cumbre del repertorio lirico.
Ferracani, la soprano argentina de destacada trayectoria en la escena lírica nacional e internacional, es reconocida por su versatilidad y expresividad vocal, interpretó los grandes roles del repertorio operístico y fue protagonista en producciones del Teatro Colón, donde compuso personajes emblemáticos como Aida, Cio-Cio San (Madama Butterfly de Puccini) y Elisabetta (Don Carlo de Verdi), entre otros.
María Belén Rivarola es rosarina, se mudó a Buenos Aires en 2011, egresó del ISA y empezó a encabezar papeles en distintas óperas. Debutó en el Teatro Avenida y en 2022 en el Colón con La viuda alegre. También cantó en Un ballo in maschera, y compartió escenario con Ferracani en la ópera Nabucco.Carmen Giannattasio, María Belén Rivarola y Mónica Ferracami, sobre el escenario del Teatro Colón. «Aída» tiene funciones hasta el 22 de marzo. Foto: Emmanuel Fernández
Siempre hay una primera vez
“Esta es la primera vez que nos encontramos las tres”, dice Giannattasio con un muy buen castellano, que asegura no estudió y aprendió escuchándolo y en los viajes. La cantante, que llegó el jueves pasado a Buenos Aires, explica la dificultad de cruzarse con sus colegas porque cuando ensayan en el escenario cada una está sola. “Podemos cruzarnos ocasionalmente en un pasillo, pero cuando se hace el mismo papel es difícil conocerse. Cuando estás cantando, las otras cantantes están haciendo otro ensayo; o cuando empieza el ensayo de la otra, te vas a descansar. Por eso el tiempo que se pasa juntas verdaderamente es muy poco”.
Es probable que en el pasado hubiese sido difícil, o más bien imposible, cruzar en un diálogo tres sopranos con el mismo rol protagónico y de una misma producción. Pero las épocas cambiaron, las rivalidades y los divismos se atenuaron, están más ligados al pasado de la ópera cuando los empresarios teatrales fogoneaban las confrontaciones entre cantantes como estrategia de promoción para atraer la atención del público.
Grandes divas del pasado, como Montserrat Caballé, Renata Tebaldi, Mirella Freni, Ghena Dimitrova, son los nombres que circulan cuando las entrevistadas mencionan sus referentes en relación a Aída.
-¿Qué significa para cada una interpretar el rol de Aida?
Ferracani: Aída me ha dado muchas satisfacciones porque es un rol con el que debuté en Buenos Aires, tuve que prepararla en 20 días porque se había enfermado la otra soprano. Y a partir de ahí lo he cantado por todos lados, en el interior del país, también en Chile y Uruguay. Y tuve la satisfacción de cantarlo para la celebración de los 110 años del Colón -para los 100 años el teatro estaba cerrado por obras-, fui la protagonista, y ahora tenemos otro festejo, que es el de los cuerpos estables y me toca también participar de esa fiesta. Me siento muy honrada.
Rivarola: Aída, y otros roles que estoy haciendo, han sido el sueño mío desde que empecé a estudiar. Hoy estoy cumpliendo esos sueños de a poco y siempre los llevo con mucha responsabilidad. Aída, por ser una ópera de Verdi, era una de mis óperas prohibidas. Cuando era muy joven y estaba estudiando, mi maestro tenía mucho cuidado en que yo escuchara ciertos repertorios que no quisiera que cantara prematuramente. Recién empecé con roles un poco más más dramáticos en los textos, no sólo vocalmente sino en lo que es el personaje, hace unos siete años y debutarlo muchos menos años. Pero la satisfacción está en haber esperado, porque también aprendí cosas de otros repertorios que puedo incorporar a este, y que me han llevado a tener la sanidad vocal. Me encanta estudiar.Las tres sopranos, en el Teatro Colón. Tiempo atrás, una charla entre cantantes que comparten el mismo rol hubiera sido imposible, por divismos. El tiempo todo lo cambia. Foto: Emmanuel Fernández
-Carmen, ¿es la primera vez que interpreta Aída?
Giannattasio: Hice mi debut en el rol hace dos meses, en diciembre, cuatro funciones. Para mí es una novedad.
-¿ Y qué le gusta del personaje?
Giannattasio: Es un papel que me gusta muchísimo porque representa para mí clímax de la música de Verdi. Es de un gran nobleza el papel de Aída, que no llora en público, sino solamente cuando está sola, y vive un conflicto interior muy fuerte como lo que pasa en todos los ser humanos, entre lo que queremos y lo que debemos hacer. Aída es una princesa, pero está de incógnito porque es una esclava de los egipcios, no puede mostrar su verdadera posición, solamente cuando está sola puede expresar todo su ser y toda su alma.
-Esa dualidad atraviesa todo el personaje, su vulnerabilidad pero también una fuerza, que sólo se expresa en dos momentos.
Giannattasio: Sí, Aída también tiene un temperamento y una fuerza que la muestra dos veces: la primera, en el dúo con Amneris, cuando ella le dice, «Tú eres una esclava y yo soy la hija de faraón». Y Aída le contesta: «Yo también lo soy». Pero como no puede mostrar su verdadera personalidad, lo deja de lado. Y la segunda, el dúo con el padre, cuando él le dice que es la esclava de los faraones, y ella le responde que es princesa y le va a demostrar que el deber público es más fuerte que el amor que tiene por Radamés.
Eso es lo que me encanta porque todo el tiempo tiene que jugar como si fuera otra persona, actuar como otra persona. Me encanta porque es como la actuación dentro de la actuación.
El impacto del personaje
-¿Recuerdan la primera vez que escucharon a Aida y el impacto que produjo?
Ferracani: Sí, me acuerdo que la escuché en el Teatro Argentino de la Plata. Conocía al dúo final, pero cuando escuché el tercer acto me llenó el corazón. Porque el primer acto es como una presentación de personajes, pero realmente el nudo de la obra comienza en el tercero y es donde realmente los personajes están a flor de piel. Fue una obra que me emocionó mucho.
Giannattasio: Nunca la escuché en vivo.
-Qué curioso…
Giannattasio: En grabación, claro que sí. Es que cuando estás muy ocupado, no tenés mucho tiempo para ir a a escuchar otros espectáculos porque mi vida la paso en teatros. Cuando estoy libre quiero pasar tiempo con mi familia, hacer cosas distintas. Claro que algunas veces me gusta y voy a ver a colegas, o he ido cuando era más joven, cuando era estudiante, pero no vi una Aida en vivo.
-¿Y qué versión grabada le impactó?
Giannattasio: La de Renata Tebaldi. Creo que es la mejor Aída de la historia, porque tenía el sonido justo, poderoso, pero dulce. Es lo que creo que necesita este papel, la interioridad tiene que reflejarse en la voz, y Tebaldi tiene un claro oscuro continuo con momentos de luz y momentos de fortaleza.El de «Aída» es un rol no recomendable para cantantes que recién empiezan. María Belén Rivarola, Carmen Giannattasio y Mónica Ferracani explican por qué. Foto: Emmanuel Fernández
-¿Y Belén?
Rivarola: La escuché recién en 2018, en el Colón, la misma puesta de ahora. Después, la versión de Leontyne Price del MET en su despedida, su última Aída, que fue muy emocionante, con varios minutos de ovación después de su segunda aria. Vi también o la versión de Aprile Millo también, me parece fabulosa. Pero tuve la dicha de sorprenderme con la producción del Colón en 2018.
-¿Cómo es ahora ser la protagonista de esa misma producción que te sorprendió?
Rivarola: Sí, es maravilloso. Empecé a hacer este tipo de repertorio, que es un repertorio más heroico, más dramático, hace poco tiempo. Cuando la edad más o menos me lo empezó a permitir. Valoro cada año de vida que tengo y lo que voy haciendo en cada año, y me parece que hay que programarlo también a nivel artístico. Hay que tener un equipo de gente que uno pueda escuchar y pueda aprender, no quedarse sólo con lo que uno lo que uno sabe. Yo me he tomado el tiempo, hice otro repertorio, siempre tratando de mantener mi salud vocal.
El desafío de una heroína
-Hablemos de los desafíos que enfrenta cada una interpretando Aída.
Rivarola: Son roles muy fuertes. Siempre fui una obsesiva tratando de obtener las herramientas técnicas que me ayuden a estar lo más equilibrada posible en el escenario. Esa entrega que deviene de la escritura del mismo Verdi, tratar de mantener un balance que no te lleve justamente a quebrarte, ni en lo vocal ni en lo escénico. Tiene que estar todo, para eso también uno ensaya tanto. Soy una obsesiva del estudio, de encontrar esas herramientas que para mí no es una sola técnica, sino que son un grupo de cosas que uno va usando de acuerdo al repertorio que se le presenta para interpretar.
-¿Y en el caso puntual de Aída?
Rivarola: Aída no puede ser la misma cuando está con Amneris, o cuando está con su padre, que la trata como una niña; ella está enojada con él porque dice, «tengo que estar en esta situación pretendiendo ser alguien que no soy”. Y en el final, cuando ella se derrumba, también ante esto tiene que tomar decisiones. Todo eso tiene que estar en la voz, como si alguien no pudiera vernos, como si sólo nos pudieran escuchar.
Ferracani: Retomando lo que decía Belén, también traté en mi carrera de ir paso a paso. Y en mi caso, generalmente, fueron muchas obras contemporáneas, tuve que cuidar un poco más mi voz porque son cosas que, si bien no son comparables, son peligrosas del punto de vista técnico. Y después, paso a paso, uno va transcurriendo el tiempo y va empezando a cantar Trovador, Aída, Nabucco, I due Foscari. El año pasado canté Turandot, ya la había interpretado en Chile y en el interior del país. Eso hace que uno vaya adquiriendo una madurez vocal sin perjuicio. Me acuerdo cuando gané el concurso Pavarotti, me dijeron “tenés que cantar Madama Butterfly”. Y yo contesté “Butterfly va a ser para mí, pero no ahora”. Me acuerdo de un director que me la propuso y dije que no, y fue como cometer un sacrilegio.Ferracani, Giannattasio y Rivarola hablan también del futuro de la ópera. Foto: Emmanuel Fernández
-¿Se arrepintió?
Ferracani: No, al contrario. Hoy me alegro de haber dicho que no en ese momento. Son riesgos que se toman, preferí pensar en mí a lo largo y a lo ancho, y no en el momento preciso en donde se dan las cosas. Cuando las cosas caen por su propio peso y uno ha tenido una base de técnica como para para que la cosa vaya evolucionando y no involucionando, entonces, cuando llegan esos momentos, la verdad que uno los disfruta mucho.
-Volviendo a los desafíos del rol, ¿qué dificultades les plantea?
Ferracani: Como decía Carmen, tiene momentos muy íntimos con mucho virtuosismo vocal. Pero también tiene momentos muy dramáticos, como en el tercer acto, tanto en el dúo del barítono como cuando en el tercero, en el trío, el barítono se hace presente y en ese momento Aída siente que defraudó a su amor por culpa de la patria y de todo lo que le llenó la cabeza el padre. Son momentos fuertes vocalmente, pero dramáticos. Después tenemos el tema de los concertantes, que son de mucho peso vocal. Es rol muy completo. Turandot, por ejemplo, tiene como una misma línea, pero Aída tiene un filo di voce, un virtuosismo vocal que realmente es de mucho cuidado.
Giannattasio: Creo lo mismo. Es una ópera que requiere muchísimo desde el inicio hasta el final, con dinámicas muy amplias. Verdi escribe en algunas partes como seis o siete pianisimi. El tercer acto requiere mucho desde un punto de vista físico, es muy largo, estás siempre en la escena cantando un aria, puede ser dúo con el padre, puede ser dúo con el tenor que se transforma en trío. Creo que es, desde el punto de vista físico, el más difícil de los cuatro actos. Por eso, y en relación a lo que han dicho mis colegas, es un papel que se tiene que cantar cuando se tiene una madurez vocal y de escenario como prima donna. Porque para actuar prima donna necesitás serlo. Y hay que aprenderlo para después actuarlo.
El futuro de la ópera
-¿Por dónde creen que pasa la vigencia del género lírico en plena era digital, con la presencia de las redes sociales invadiéndolo todo?
Giannattasio: Los sentimientos humanos en 2025 o en 2000 o en la era medieval, son siempre los mismos. Se ama hoy como se amaba, no sé, hace mil años. Es siempre lo mismo. Y por eso creo que la ópera sigue todavía vigente. Aunque tengo una visión un poco distópica por el futuro de la ópera, porque la gente está muy con conectada con internet, con las redes sociales. Y lo veo en mí misma, que me gustaba tanto leer o ver películas, pero estamos entregados a los teléfonos y a la conexión de internet, atendiendo muchas cosas simultáneamente.
-La duración de una ópera es uno de los grandes desafíos, dada la dificultad para sostener la atención.
Giannattasio: La gente no se puede sentar más, sobre todo los jóvenes, tres o cuatro horas. Creo que la ópera va a tender a convertirse en una especie de espectáculo de Broadway, recortado y sólo con los highlights, los momentos más culminantes. Y se van a programar los títulos que más entretienen al público, como Carmen, La bohème, Tosca o Traviata. La gente llora y se emociona por la emoción que ponemos nosotros como artistas. Y tiene que ver con que el sentimiento no cambia nunca, aun cuando estemos vestidos de egipcios. Volvemos aquí para decir siempre la misma cosa.Rivarola, Giannattasio y Ferracani comparten el rol principal de «Aída», la célebre ópera de Verdi. Foto: Emmanuel Fernández
-¿Están de acuerdo con la visión distópica de Carmen?
Ferracani: Si, los tiempos están cambiando. Pero, a pesar de toda la cuestión de la hiper conexión a dispositivos, la gente se vuelve masivamente a los teatros, por lo menos es lo que está sucediendo acá. A pesar de que tienen tan a mano miles de espectáculos en todas las plataformas, al revés, se toman su tiempo para nutrirse con un espectáculo en vivo, sea teatro, opera o ballet. Es algo que lo necesita el alma.
-¿Podríamos decir que, al menos en la Argentina, hay ópera para rato?
Ferracani: (risas) ¡Esperemos que sí!
Rivarola: Yo creo exactamente lo mismo. Al mismo tiempo que las redes, y toda la tecnología, enfría a la gente, justamente está la necesidad de comer y absorber emociones. Así como no cambió antes, no va a cambiar ahora.
-No hay nada que pueda equipararse con escuchar una voz humana en vivo.
Rivarola: Exacto. Una cosa es escucharlo en las plataformas, que uno puede obviamente admirar a través de ellas a los artistas, pero lo que uno recibe en el vivo es único. De hecho, se podría haber terminado todo con la pandemia.
Ferracani: Apenas nos dejaron salir, tuvimos esa sed de volver a encontrarnos todos con todos y disfrutarlo más por la prohibición que habíamos sufrido, sobre todo en la Argentina que el confinamiento duró una eternidad. Fue muy duro.
Giannattasio: Pero afortunadamente le hemos olvidado; o mejor, lo recordamos, pero el ser humano tiene la capacidad de olvidarse de un día al otro las cosas malas. Siempre digo que la función del espectáculo de ópera o de otras artes, tiene una función catártica. Tiene una función de purificación del alma. Creo que esto es lo que faltó durante la pandemia.
-¿Cree que los artistas tienen una función social?
Giannattasio: Un día, cuando era más joven, hablando con mi madre sobre mi vida, lo que hago, viajando todo el tiempo por todo el mundo, un poco agotador, dije: «Todo es sufrimiento”. Estar tan lejos de la familia, mismo ahora, hoy mi padre fue hospitalizado porque se rompió el fémur. Está un poco viejo y estoy muy preocupada. Pero somos como una especie de sacerdotes, cuando vamos al escenario tenemos que olvidar nuestra vida privada. Cuando tengo dudas sobre la carrera, porque, en realidad, pienso que no soy un doctor, no salvo gente; tampoco un ingeniero, no construyo cosas. Y, entonces, recuerdo lo que me dijo mi madre: “No sólo de pan vive el hombre. Si en una función lograste tocaste el alma de una sola persona, eso ya es grandísimo”.
Información
Aida
Ópera en cuatro actos de Giuseppe Verdi con libreto de Antonio Ghislanzoni
Reposición: Teatro Colón. Concepción escénica y escenografía: Roberto Oswald Dirección de escena y diseño de vestuario: Aníbal Lápiz Dirección musical: Stefano Ranzani / Marcelo Ayub Reposición escenográfica: Christian Prego Iluminación: Rubén Conde Coreografía: Lidia Segni Cuerpos Estables del Teatro Colón: Coro (Dirección: Miguel Martínez). Ballet (Dirección: Julio Bocca) y Orquesta Estable.
Reparto principal: Carmen Giannattasio, María Belén Rivarola y Mónica Ferracani (Aida), Daniela Barcellona (Amneris), Martin Mühle (Radamés), Youngjun Park (Amonasro), Simon Lim (Ramfis), Fernando Radó (El Rey de Egipto), Marina Silva (Sacerdotisa), Diego Bento (Mensajero) y elencos.
Funciones: 9, 11, 12, 13, 14, 16, 18, 19, 20, 21, 22 de marzo Lugar: Teatro Colón