jueves, julio 4, 2024
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Un títere para no olvidar el horror

Kasperle, entre los guetos y la propaganda nazi.

Cuando Leo Rogozinski murió, su hija Viviana encontró una cajita con su pasaporte alemán, su portafolios de la escuela, un boletín y algunos juguetes.  

Leo los había traído de Berlín en 1938, cuando tenía 13 años, y llegó a Buenos Aires huyendo de los nazis y de la guerra inminente. Y los dejó ahí, bien guardados, dentro de un ropero.

Cada vez que Viviana le preguntaba por sus años en Alemania, Leo le contestaba: «Yo tenía mi teatrito, mi títere…»

Probablemente era Kasperle, un personaje muy popular allá desde el siglo XIII. Una especie de Pinocho, también en Austria, Suiza y Europa del Este, con parientes desde Inglaterra hasta Rusia.

Pero como Kasperle era narigón y pelirrojo, los nazis lo consideraron judío y lo mutilaron y tiñeron de rubio para usarlo como instrumento de propaganda y de adoctrinamiento.

Kasperle porteño. Los nazis le achicaron la nariz y lo tiñeron de rubio. Recuperó los rasgos que tenía desde el 1200.Kasperle porteño. Los nazis le achicaron la nariz y lo tiñeron de rubio. Recuperó los rasgos que tenía desde el 1200.

Igual el Kasperle original se les escabulló. Está vivoTal como contó Clarín Cultura en esta nota, protagoniza ahora Remitente Kasperle, obra que Viviana ofrece en el teatro La Fragua, en el barrio porteño de Almagro.

En cada función Kasperle llega hasta los guetos y les saca a los chicos sonrisas que nos parecen imposibles.

Viviana dice que debe ser por la historia del papá que es titiritera. Y que en esta pieza lo cita a él, a Lea Zajac Novera (familiar, sobreviviente del campo de exterminio de Auschwitz, que presta su voz al protagonista) y a Las aventuras de Kasperle de Josephine Siebe, entre otras fuentes. 

A Kasperle Viviana lo investigó de adulta, en cada lugar que pudo. Una amiga, por ejemplo, le compró los últimos dos tomos de Los títeres en el frente de Guerra que quedaban en el Museo de Títeres de Berlín.

Es que Kasperle no estaba entre los juguetes que trajo Leo de Alemania. Era un recuerdo de momentos felices que él pudo dejar afuera del ropero.

Fuente: https://www.clarin.com/cultura/titere-olvidar-horror_0_t33GqR1QPN.html

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